La Planificación Familiar

18/02/2012 in Cumorah RespondefamiliaFamilias
A menudo una causa de duda y discusión es la pregunta acerca de que es lo que dice o enseña la iglesia con respecto a la planificación familiar o a la cantidad de hijos que “se espera” de cada matrimonio santo de los últimos días. La confusión esta en cierta forma creada debido a que en el pasado prominentes lideres de la Iglesia han enseñado o escrito una posición que parece condenar claramente la idea de la “planificación familiar” y junto con ello los métodos usualmente usados o recomendados inclusive de parte de profesionales de la salud.
Entonces, una duda común entre los jóvenes y adultos SUD es cual es la posición de la iglesia respecto a este tema, ¿esta permitida la “planificación” familiar?, ¿se puede usar la pastilla o solo métodos “naturales”?, ¿cuantos hijos se espera en forma “aceptable”?, espero a través de este estudio dar un poco de luz al respecto en base a lo que he estudiado y a mi nivel de conocimiento. Desde ya hago la advertencia de que este análisis constituye en su mayor parte mi opinión personal y no puede ser tomado como una respuesta oficial o definitiva al respecto, es solo, lo que yo he estudiado y entendido.
1. La posición de la Iglesia con respecto a los Hijos.

La familia siempre ha sido la parte fundamental de la unidad terrenal y que luego tendremos en los cielos. El primer mandamiento dado al varón y a la mujer fue el de “Fructificar y Multiplicaos” (gen 1.28). En 1996 la Primera Presidencia y los doce apóstoles declararon por medio de la “La Familia: Una declaración para el mundo” que “El primer mandamiento que Dios les dio a Adán y a Eva tenía que ver con el potencial que, como esposo y esposa, tenían de ser padres. Declaramos que el mandamiento que Dios dio a Sus hijos de multiplicarse y henchir la tierra permanece inalterable.”
En forma similar, el Elder Boyd K. Packer cita en la conferencia general de octubre del 1994 un mensaje de la Primera Presidencia de 1942 en la cual se declaraba lo siguiente:
“Por medio de la autoridad que poseemos como Primera Presidencia de la Iglesia, advertimos a nuestra gente: Uno de los primeros mandamientos que el Señor dio a adán y a Eva fue éste: ‘multiplicad y henchid la tierra’. Él ha reiterado este mandamiento en la actualidad. Ha revelado otra vez en esta última dispensación el principio del convenio eterno del matrimonio…  El Señor nos ha dicho que es el deber de todo marido y mujer obedecer el mandamiento dado a Adán de multiplicarse y henchir la tierra, para que las legiones de espíritus escogidos que esperan tabernáculos de carne puedan venir a la tierra y progresar por medio del gran plan de Dios y llegar a ser almas perfectas, porque sin estos tabernáculos de carne no pueden progresar y llegar al lugar que Dios les ha destinado. Por lo tanto, todos los maridos y las mujeres en Israel deben llegar a ser padres de niños que nazcan bajo el sagrado convenio eterno. 
Al traer al mundo a estos espíritus escogidos, tanto padres como madres contraen una obligación sagrada hacia esos espíritus y hacia el Señor mismo. Porque el destino de esos espíritus en las eternidades, las bendiciones o castigos que les esperarán en el más allá dependerán, en gran parte, del cuidado, las enseñanzas y la disciplina que los padres les den a esos espíritus. “Ningún padre puede escapar a esa obligación y responsabilidad, a cuya estricta adherencia el Señor nos hará responsables. No hay otro deber más excelso que éste”.
Queda mas que claro que el mensaje de “La Familia” respecto a multiplicarse y henchir la tierra ha permanecido inalterable. Sin embargo, para fines mas prácticos respecto al tema planteado, debemos revisar otros documentos y declaraciones dadas por la Iglesia y sus lideres.
2. La Planificación Familiar y el Control de la Natalidad.
Entendemos como planificación familiar al programa que uno puede trazarse en su vida respecto a la cantidad de hijos, los años en los cuales les tendremos, años de diferencia entre cada uno de ellos e inclusive con los avances de la ciencia actual el sexo que podrían tener los hijos que tengamos. Los métodos de control de la natalidad por otra parte serian las técnicas y medios utilizados para poder cumplir con esta planificación y generalmente se tratarían de formas que previenen la concepción. Ahora bien, dentro de los métodos se pueden distinguir tres grandes ramas: Los métodos “naturales”, los métodos de contracepción y los métodos abortivos, siendo el primero el evitar las posibilidades de la fecundación mediante el conocimiento de los ciclos de fertilidad de los seres humanos y por tanto, evitando el mantener relaciones sexuales durante los días “fértiles”, los segundos, mediante métodos y técnicas para evitar la concepción, generalmente mediante drogas o métodos hormonales (las pastillas) o por medio de impedimentos físicos como el condón y el tercer método que consiste en interrumpir (abortar) el desarrollo de un embrión ya fecundado, algo claramente contra el evangelio de Jesucristo y que por lo tanto no trataremos aquí.
Asimismo existe otro “método” que se trata de la intervención quirúrgica de los órganos reproductivos en hombre o mujer, esto es, directamente de métodos de esterilización.
El tema se presta a confusión desde el punto de vista que el mandamiento dice “multiplicaos y henchid la tierra“, la pregunta es: ¿cuando se considerara que nos hemos multiplicado lo suficiente?. Para poder entender la respuesta en estos días debemos primeramente hacer un poco de historia, viajando hacia el pasado para entender tanto la posición social respecto al control familiar como la posición de los lideres de la Iglesia.
3. Antecedentes históricos.
Puede parecer mas que sorprendente para los adultos jóvenes de hoy en día el saber que la pastilla y otros métodos anticonceptivos tomados como “lo mas normal del mundo” hoy en día, simplemente no existían 50 años atrás. Quizás aun mas sorprendente será saber que la “planificación familiar” era un tema que en muchos países era penado y contrario a la ley. De hecho solo en 1965 se derogaron finalmente las leyes que prohibían los métodos de control de natalidad en los EEUU luego de mas de casi 50 años de activismo político de los defensores de este derecho en ese país. Al mismo tiempo, recién en los 60s aparece uno de los métodos mas comunes: La píldora, y aunque nos pueda parecer increíble hoy en día, en la mayor parte del mundo durante mas que la mitad del siglo XX (inclusive en fechas tan tardías como 1978 en el caso de España y 1999 en el caso de Japón) métodos anticonceptivos en base a la píldora o similares fueron simplemente ilegales.
En forma similar a las leyes y posición principal de la sociedad pre revolución sexual en los 60s, los lideres de la Iglesia tenían una fuerte posición anti métodos anticonceptivos e incluso en ciertos casos, definiendo claramente que la principal función de las relaciones sexuales en el matrimonio era la procreación.
Las posiciones mas conocidas dentro de los miembros de la Iglesia son las expresadas por la dupla de Joseph Fielding Smith y Bruce R. McConkie en sus libros “Doctrina de Salvación” y “Doctrina Mormona”.
En Doctrina de Salvación, tomo 2, Joseph Fielding Smith aboga en forma muy fuerte contra el control de la natalidad calificándola de un pecado grave, una abominación y una practica inicua que conduciría a la condenación. Una frase especialmente clara y fuerte del libro publicado en 1958 es la siguiente:
“Cuando un hombre y una mujer están casados y se ponen de acuerdo, o convienen en limitar su descendencia a dos o tres hijos, y llevan a cabo practicas inicuas para conseguir este propósito, son culpables de iniquidad la que, finalmente, será castigada”.
Asimismo Joseph Fielding cita en repetidas ocasiones a su padre, Joseph F. Smith, refiriéndose también en duros términos contra aquellos que practicaran la planificación familiar. Hemos de recordar que Joseph F. ejerce su apostolado entre 1887 y 1918. Joseph F. Smith (citado por Fielding Smith, citado por McConkie) señala explícitamente que:
“Posiblemente no hay mayor pecado que puedan cometer aquellos que han aceptado este evangelio, que el impedir o destruir la vida en la manera indicada.”
Existen declaraciones similares tanto de otros apóstoles como profetas como George Albert Smith o el presidente David O. McKay.
Este ultimo señala en fecha tan tardía como 1969, en plena revolución de la píldora que lamentaba el naciente sentimiento entre los miembros de la Iglesia de reducir el numero de hijos explicando vía carta de la Primera Presidencia del 14 de abril de 1969 que:
Cuando marido y mujer disfrutan de salud y energía y están libres de impurezas que puedan ser transmitidas a su posteridad, es contrario a las enseñanzas de la Iglesia el reducir artificialmente o prevenir el nacimiento de hijos. Creemos que aquellos que practican el control de la natalidad obtendrán decepción por esto y a causa de esto.
Pero, en la misma el presidente Mckay también señala que:
sin embargo, sentimos que los hombres deben ser considerados con sus esposas las que llevan la mayor responsabilidad no solo de traer a los hijos, sino que las preocupaciones por ellos en su niñez. Al fin y al cabo, la salud y la fortaleza de las madres deberán ser conservadas y la consideración de su marido para con su esposa es su deber prioritario y el auto control un factor dominante en toda sus relaciones.
Es nuestro mas profundo sentimiento el que los matrimonios deberían buscar la inspiración y la sabiduría del Señor que ellos pueden ejercer a discreción en la solución de sus problemas matrimoniales y que pueden permitirles criar a sus hijos conforme a las enseñanzas del evangelio”.
Solo como nota al margen, también revisando los libros respecto al tema aparecen algunos lideres que señalan directamente que el sexo en el matrimonio es primordialmente para la procreación y que la “gratificación” o “diversión” son accidentales al proceso o simplemente no el propósito de. Entre los que proponían esta posición estaban J. Reuben Clark quien creía que “los placeres de la gratificación del deseo es un accidente, no el propósito primario del deseo… el cual es traer hijos al mundo” y el presidente Kimball quien en una conferencia para adultos solteros (jajajaja, que mala onda, jajajaja) dijo que “el propósito de casarse … was not for fun”….
4. La posición Actual
Sin embargo conforme la posición de la sociedad cambio en ciertos aspectos respecto a la planificación familiar  como el solo hecho de que dejo de ser ilegal en muchas partes en los 60s y 70s y se declaro como un derecho perteneciente a la vida privada posiblemente hizo que la Iglesia comenzara a tomar el tema como perteneciente al ámbito del libre albedrio de la gente.
Uno de los primeros lideres en expresar esta idea fue (como no) el siempre revolucionario Gordon B. Hinckley. Durante otro devocional para adultos solteros en la BYU efectuado en el año 1983, el entonces apóstol y miembro de la primera presidencia del presidente Spencer W. Kimball dijo lo siguiente:
“Me siento ofendido por la sofistería acerca de que el único rol de la mujer moderna santo de los últimos días es estar descalza y embarazada (nota_de_traductor: descalza podría referirse a “solo en el hogar”). Es una buena frase, pero es falsa. Desde luego que creemos en los niños. El Señor nos ha dicho “multiplicaos y henchid la tierra” para que podamos tener alegría en nuestra posteridad y no hay ninguna mayor alegría que la alegría que sale de niños felices en familias buenas. Pero El no designo el numero, ni lo tiene la iglesia. Esa es un asunto sagrado que ha sido dejado a la pareja y el Señor.”
La declaración es similar a la actual posición oficial de la iglesia la cual se resume en el Manual General de Instrucciones, tomo uno (cita que ha sido refrendada en el nuevo manual “leales a la fe”) y dice que
es el privilegio de los matrimonios que son capaces de traer niños para proporcionar cuerpos mortales para los hijos espirituales de Dios, ellos son entonces responsables de nutrir y cuidar. La decisión en cuanto a cuantos niños pueden tener y cuando pueden tenerlos es sumamente intimo y privado y deberá ser dejada entre la pareja y el Señor. Los miembros de la Iglesia no se deberán juzgar el uno a al otro en este caso.” (traducción del ingles)
Asimismo el manual general aclara específicamente que las esterilizaciones quirúrgicas (incluyendo la vasectomía) no son aceptables excepto en casos muy específicos que pongan la vida o salud de las personas en riesgo o una persona sea mentalmente incompetente y no responsable por sus acciones, y que aun en estos casos, es una decisión del tipo “obispo, oración y confirmación”, antes de poder tomarla.  Esta forma de control de la natalidad es tomada por la Iglesia en forma muy similar a como se trata el aborto.
Reafirmando la declaración del manual, el libro “Leales a la Fe” publicado por la iglesia en el 2004, afirma lo siguiente en el tema “Control de la natalidad” (pagina 48):
“Cuando las parejas casadas son físicamente aptas, tienen el privilegio de proporcionar cuerpos terrenales para los hijos espirituales de Nuestro Padre Celestial …. Si eres casado, tu y tu cónyuge deben hablar sobre la sagrada responsabilidad de traer hijos al mundo y de nutrirlos en rectitud. Al hacerlo, tomen en cuenta la santidad y el significado de la vida; mediten en el regocijo que se recibe al tener hijos en el hogar; consideren las bendiciones eternas de tener una buena posteridad. Con un testimonio de estos principios, tu y tu cónyuge estarán preparados para decidir, con oración, cuantos hijos tener y cuando tenerlos. Esas decisiones deben tomarlas ustedes dos y el Señor.”
Similarmente, en 1998 el hermano Coke Newel, gerente de relaciones con los medios de comunicación del departamento de asuntos públicos de la iglesia (es decir, el relacionador publico oficial de la iglesia) expreso acerca de la declaración del manual general lo siguiente:
La declaración de 1998 [sobre la planificación familiar] es todavía la declaración activa y esta es la única directriz dada a los lideres del sacerdocio de la Iglesia.
Newell asimismo recalco el principio activo respecto a la planificación familiar es que “El Señor ha dado el principio de tener familias” en la cual “nuestro libre albedrío es una de las características principales en aquella relación“.
Así mismo el director del centro de salud de la Universidad Bringham Young, doctor Robert Romney ha dicho que en este centro de salud los doctores no tienen la autorización de recomendar el uso de métodos de control de la natalidad excepto para raros problemas médicos, pero que sin embargo son libres de prescribirlos si una mujer casada o una pareja pronta a contraer matrimonio lo solicita. El hermano Romney ha dicho “La iglesia no enseña el empleo del control de la natalidad, pero, tampoco condena su uso”, asimismo “la Iglesia concede a cada persona el uso de su libre albedrío para utilizarlo en las circunstancias de sus propias vida y los anima a buscar el consejo de su Padre Celestial”.
Con respecto al trasfondo de la doctrina acerca de la “planificación familiar” el decano asociado de educación religiosa de la BYU, Matthew Richardson dijo que las parejas santos de los últimos días deben recordar los principios del matrimonió y la familia al tomar una decisión acerca de como practicarlas. “La iglesia enseña principios y también enseña pautas para su practica”. “Algunas veces le damos mas importancia la forma practica pero olvidamos el principio”. Richardson ha dicho que los principios detrás de la procreación y de la planificación familiar son el buscar la alegría en la familia y la posteridad.
Por otro lado con respecto a la evolución a través de los años con respecto a las políticas o ideas respecto a este tema en la Iglesia, Richardson ha dicho que las modificaciones hechas en ella por medio del Manual General de Instrucciones desde previos concilios no son cambios o enmiendas respecto del pasado sino que ajustan las pautas a la situación que vivimos actualmente. “Tenemos profetas, videntes y reveladores vivos para ayudarnos a entender y vivir los principios según las circunstancias de nuestras épocas“. Es decir, las declaraciones hechas en esos años eran las correctas, pero los tiempos cambian y sus circunstancias también, por lo cual, gracias a que tenemos profetas vivientes, por medio de ellos se modifican algunas enseñanzas para adecuarlas mejor a nuestra realidad.
Así que como expongo al comienzo de este articulo, el mandamiento sigue siendo “Multiplicarnos y Henchir la tierra”: debemos tener hijos y tratar de tener todos los que podamos. Pero, como cumplamos este mandamiento (directamente, el como lo “planifiquemos”) es cosa nuestra, entre los esposos y el Señor por los motivos correctos, y no limitado por motivos egoístas tales como planificarse con el numero de hijos por consideraciones económicas, sociales o aun peor, por tomarlos como una carga, una responsabilidad y una coerción de nuestra “libertad”. Esos no son motivos aceptables ante el Señor para nuestra decisión de como planificar nuestra Familia, tal como tampoco es aceptable el creer que tenemos que tener a nuestra esposa todo el tiempo embarazada no importando ninguna otra cosa para cumplir el mandamiento (se que lo anterior suena raro, pero… no faltan los que creen en eso…)
5. Opinión y comentarios personales.
Esta creo que es la tercera versión de este documento que escribo. Estoy escribiendo esto en la cama y al lado mío (como no) se encuentra Arturo, mi hijo menor de recién dos años. Con Barbi nos reímos a veces por que muchos podrían haber pensado de que somos firmes defensores de la “planificación familiar”, pastilla y todo eso, cuando la verdad es que uno propone, pero el Señor siempre dispone: Somos padres de tres bebes que tienen poco mas de un año de separación entre ellos y aunque “nos cuidamos”, tenemos claro que si el Señor quiere enviarlos, los enviara sin mas.
Resulta raro volver a revisar este texto. La primera vez que lo escribí estaba lleno de dudas y hablaba de tener muchos muchos hijos, pero “planificados”. Actualmente pienso que la planificación es del Señor. Así como nos ha ido, no nos queda otra que esa conclusión, pero a pesar de ello (y de ser felices si llega otro bebe) la verdad es que con el nacimiento de Arturo ocurrió algo muy raro a barbi y a mi, el sentimiento de que la familia esta completa. Antes nunca lo había pensado, pensaba mas bien en calcular el numero “vía Esposos, Señor y Oración” y luego cumplir con ello, pero así como cuando nació Micaela y Estela el sentimiento era tan fuerte de que aun faltaban bebes, desde que nació Arturo el sentimiento es que estamos completos como familia, por lo menos por ahora.
No hay nada mas maravilloso que la familia y los hijos, el presidente Hinckley daba complemente en el clavo cuando el no justificaba el “hinchar la tierra” con lo típico de armar tabernáculos y traer almas a este mundo de probación y todo eso, sino que simplemente para “tener alegría en nuestra posteridad”. El traer almas al mundo es importante, pero como también recalcaba el decano Richardson, el principio final de todo esto es la búsqueda de la felicitad en la familia y la posteridad. Así de simple.